Y, a veces parece que la vida estuviera hecha de humo. Como que se devora los sueños y te deja las migas. Como si fuera tan solo el reflejo de nuestras ilusiones lo que nos impulsa a seguir. Como si nada en el mundo fuera a llenar el vacío que hay en nosotros.
De todos modos está demostrado que con esas migas se puede hacer mucho, migas de la vida, migas de un ser que ni siquiera existe, porque la vida no tiene nombre, es nuestra y de nadie más; esas migas son solo el producto del interactuar de nuestros sueños con nuestras realidades y son auténticamente lo que llamamos VIDA; Porque sí, porque nada en el mundo sino nosotros puede robarnos el instante; porque si no fuera por nuestros sueños no estaríamos vivos. Porque la vida es una lucha y no pelear por el instante es directamente no vivir. Porque la vida es algo que se gana y no algo que te dan; porque es una condición del ser humano que solo puede darse a sí mismo; porque los sueños y tan sólo los sueños son lo que puede lograr esa química misteriosa que nos trae la alegría.
Sueños olvidados, sueños perdidos, sueños que eran reales hasta que nos dio por despertar. Todo trata del arte de soñar. El sueño desaparece en la medida que nos aferramos a la realidad, y viceversa. Agarrarnos de ambas cosas, y aún más, mucho más de los puntos que ambas tengan en común, seria lo bueno.
Jamás dejemos rodar por el piso nuestra mirada cuando cuestionen nuestras posibilidades, porque es nuestra y sólo nuestra la tarea de hacernos mierda contra la pared. Indicios pueden pescarse, pero no vivir de ellos, opiniones oírse, pero de ellas vivir tampoco. De nuevo es nuestra la tarea, no de discernir entre fantasía y realidad, sino de hallar lo que exista semejante entre ambas y nunca estancarse en un pensamiento.
Todo tiene su tiempo, lo que empieza termina y lo que termina puede volver. Comedias, tragedias y el drama de todos los días en el que actuamos intuyendo el guión del personaje. No hay peor suerte que la de quien no puede soñar; no hay mejor alegría que la del sueño cumplido. Si una alegría no es tuya, no es probable que la disfrutes, y contrariamente hacer tuya la felicidad de los demás es una de las maneras de mantenerse vivo.
No puede ser, por otro lado, que terminemos viviendo de lo impuesto por los otros, de valores y escalas raras que nos vengan a implantar. No puede ser tampoco que veamos la realidad en función de los otros, porque no hay ojo que quepa dentro del mío, y nadie puede ponerse a vivir en mi lugar. La subjetividad es esencia de la vida, de la existencia como tal y de todos los procesos que a un humano le suceden. Es una mierda toda negación del individuo el dejarse fluir por canales que otros por nosotros tracen. Cada individualidad es única: in-dividuum, imposible de partir, y es también nuestro deber el encontrar ese 'impartible' en el fondo de nosotros que nos diga lo que hacer.
Los valores no están fuera, la vida no tiene una vía de escape o de encarar las formas que se nos presentan que pueda significar por sí misma un absoluto. Creyentes o no, es nuestro deber también el saber qué está bien y que no, por un proceso interno.
Mi vida es de nadie más, mi vida es lo que yo vivo y lo que pude vivir. Mi vida son ilusiones y desilusiones varias, cosas que perdí, aprendí y dejé pasar. No hay nada mas valioso que la voluntad de seguir adelante y nada más glorificante para el hombre que seguirse a sí mismo.
No hay medida para la felicidad ni para el mal de este mundo, tienden hacia el infinito en quien las sepa apreciar. No hay nada más triste que quien se deja a sí mismo y diverge en prestaciones de su alma a los demás, dejándose por la gracia del amor a una careta.
Dejemos que la vida pase, pero siempre a través de nosotros. BUSQUEMOS porque buscando y solo así encontraremos.
Buscar, buscar, buscar. NUNCA hay que dejar de buscar, se pierde la magia (entonces habrá que BUSCARLA...)
ResponderEliminarSomeone here agrees completely.
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